. . . . . A uno le da últimamente por no prodigarse demasiado en escribir, aunque si en leer, ya que repaso a diario los deliciosos posts de los blogs con los que me regaláis, aunque a veces no comente, porque es una pulsión vital la que asoma de esta blogosfera nuestra, y uno, que es vitalista irreductible, que ama la vida en todas sus manifestaciones, como aquel replicante en sus últimos momentos, le gusta tomar, saborear este pulso.
Pero, no sé, a veces pienso demasiado y a veces demasiado poco, igual es que me ha dado por acordarme, otra vez, del libro de Pío Baroja, las inquitudes de Shanti Andía, y más que nada de cómo empezaba el buen libro:
"Las condiciones en que se desliza la vida actual hacen a la mayoría de la gente opaca y sin interés. Hoy, a casi nadie le ocurre algo digno de ser contado. La generalidad de los hombres nadamos en el océano de la vulgaridad. Ni nuestros amores, ni nuestras aventuras, ni nuestros pensamientos tienen bastante interés para ser comunicados a los demás, a no ser que se exageren y se transformen. La sociedad va uniformando la vida, las ideas, las aspiraciones de todos. " .
PIO BAROJA. Las inquietudes de Shanti Andía. . .
Es que la verdad, en estos tiempos de pensamientos únicos, de verdades encubiertas, de mentiras ensalzadas, de realidades inciertas, de historia manipulada, de apropiaciones indebidas de signos, culturas y tradiciones... en estos tiempos borrascosos, procelosos, de odios y pocas pasiones, en estos tiempos, digo, de escasa épica y menor solidaridad, es donde morimos, todos, un poco. . Y aunque el suprafirmante crea fervientemente que cada vida es apasionante, que es un conjunto de momentos únicos, eternos e irrepetibles, en tiempos como éstos me da por pensar un poco, quizás un poco más de lo habitual, en las inquietudes de Shanti, en las de Pío Baroja. . . . . Quizás demasiado. . . . . . |