jueves, julio 13, 2006 |
La pregunta ( de marras) |
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Andábamos al pairo después de navegar de bolina, ciñendo bien, arrizando las velas para capear mejor el temporal e intentar arrumbar a una cala u otra, y los condenados filibusteros de la Hermandad de la Tortuga repartiendo estopa, de a 20 libras...por lo menos.
O sea, lo cotidiano, la pelea diaria, la rotura de hostilidades durante la cena de los enanos, intentando no perder la calma ni la compostura, empeñándome en comprender con clarividencia porqué hizo aquello el Tetrarca Herodes el Grande (grande mamone, añado yo).
Frodo, mientras que con una mano depositaba una aceituna rellena en su boca -( acción susceptible de ser estrechamente vigilada, ya que si no soy yo el que lo ahogue, no va a ser una miserable aceituna-), con la otra mano, la siniestra, lanzaba por la ventana de la galería granadas de espoleta retardada sustanciados dichos proyectiles en pinzas de tender la ropa, acto que le llena de satisfacción (casus belli) y de una inmensa sed de sangre a la vecina del primero, la beata Carolina.
Y Arwen, intentaba sacarse el baby por la cabeza, teniéndo en la boca un tenedor con un trozo de pescado engarzado, cosa que dificultada enormemente la tarea de sacarse la prenda, osease, la imposibilitaba.
Y observando el atribulado suprafirmante, que Arwen llevaba cosa de 15 minutos con los ojos por arriba del baby y el resto del rosto por debajo, me atreví a intervenir.
-Carallo, nena, sácate el tenedor ya de la boca y quítate el baby, que pareces Jesse James-
Y se abrió la caja de los truenos, -dita sea-, pensé, -la cagamos-. Me di cuanta demasiado tarde que había metido la pata hasta el codo. Había introducido un sesgo, una perturbación en la fuerza, un elemento extraño que tan bien captaba Arwen con el innoble objetivo de seguir fustigándome en mitad de la refriega, de retrasar hasta lo indecible la ingesta de las maravillosas viandas que le deparaba la cena.
-¿Quién era YesiYaims?- -Un bandido- -¿Porqué me parezco a Yaims?- -Porque llevaba un pañuelo en la cara como tú- -¿Para qué?- -Para que no lo conocieran-
Y entonces, durante una breve pausa que tomó Arwen para consultar con su Estado Mayor, empecé a oir sus engranajes cerebrales , como chirriaban y tramaban e inventaban, y se retorcían y vino lo que me temía, el giro que deja al enemigo desconcertado, lo que me suele desarmar:
-¿Y de qué color llevaba el pañuelo?-
Y ya no supe que decir. Reventó la santabárbara. Podía haberme hecho miles de preguntas más, estaba capacitada para eso. Me anonadó, me desarmó, acabo conmigo.
-No sé, marrón, color tierra-
-Imagino-
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Así hablaba Kaloni, el navegante a eso de las 1:09 p. m. |
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5 Comments: |
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Aún a riesgo de que la respuesta a este comentario sea: "pues pásate por aquí a capear el temporal una cena y luego me cuentas"...
¡¡Qué ricura de cría!! Deberiamos aprender de los enanos en cuanto a preocupaciones diarias y usar nuestro tiempo a plantearnos temas tan "trascendentales" como el color del pañuelo de Jesse James.
Nuestra tensión y nuestros nervios lo agradecerán, seguro.
Saludos, navegante.
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Los niños y sus preguntas... a veces incomodas, o que se te van por la tangente. Preguntas ilógicas, pero... ¿Acaso los niños entienden la lógica como nos la han enseñado a nosotros, los autoproclamados adultos?
Un abrazo, compañero. Y disfruta de estos tesoros que tienes, navegante.
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Esa es la parte que me maravilla, asombra y desconcierta de los niños... su capacidad para desarmar mi mente y sus entrenados engranajes, es genial!!
Y si lo piensas... el dato más importante te lo habías saltado!!! cachis...
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Los niños son pequeños humanos retorcidos...
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Entrañable Kaloni...besos.:)
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Aún a riesgo de que la respuesta a este comentario sea: "pues pásate por aquí a capear el temporal una cena y luego me cuentas"...
¡¡Qué ricura de cría!! Deberiamos aprender de los enanos en cuanto a preocupaciones diarias y usar nuestro tiempo a plantearnos temas tan "trascendentales" como el color del pañuelo de Jesse James.
Nuestra tensión y nuestros nervios lo agradecerán, seguro.
Saludos, navegante.