lunes, septiembre 20, 2010 |
Los clientes del Jabato |
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Por aquí andábamos, en fiestas patronales y demás. Días de relax, almuerzos, cenas y birras cogidas por el pescuezo apoyados en culquier barra de los múltiples xiringuitos.
Días que aprovecho para acercarme al bar del Jabato y pasarme mi tiempo libre allí charlando con él y con su señora y con los parroquianos, arreglando el mundo, vamos y de paso echarles una mano, sobre todo con los almuerzos, por las tardes está más tranquilo el bar; está la gente desperdigada por las fiestas. Hasta que vienen los chiquillos a buscarme para que los lleve a la feria o a las marionetas.
El otro día, casi a la fuerza, entre Claudia y yo, tuvimos que echar al Jabato para que se fuera a la peluquería a adecentarse el pelo, que el pobre no sale del bar en todo el día.
Y en una de esas que nos quedamos charlando en la barra de lo de siempre, de Bailén, de Bernardo de GAlvez, de Blas de Lezo, del navío Glorioso...y en un arrebato miro al Jabato y le pregunto:-¿Porqué no cierras esta tarde y te vienes a ver la feria y descansas?-
Ël me mira con media sonrisa a través del vasito al que le está sacando lustre, y me señala con la mirada la mesa de los cinco parroquianos, que juegan al dominó, en la misma mesa, todos los días del año.
Y ya sé lo que me está diciendo sin una palabra.
Que los pobres pasan todas las tardes allí con un cortado cada uno, que tampoco se va a enriquecer uno con eso.
Me ha querido decir el Jabato que esos pobres abueletes no tienen ningún otro sitio a donde ir a ocupar su tiempo, que no los puede abandonar, y que allí, en sus casas, estarían dando grima a sus hijos o nietos, y que el bar del Jabato es su casa, y que por un cortado que se tomen o así no se tomaran nada, no iba a cerrar el bar, por ellos.
Así es el Jabato, de toda la vida, todo un hombre cabal, de puro bueno.
Y miro a los abueletes y a la ternura que emanan y les pergunto a grito pelado:-¿¡¡¡Quién va ganando!!!?- ¡¡¡El Ismael, que nos está crujiendo, el jodío!!!- contesta uno. Y el Ismael, con su eterna corbata vieja atada con el nudo más elegante que se pueda ver en toda la comarca, sonríe enchido de orgullo.
Miro al Jabato, que sigue a lo suyo, sacando brillo a los vasos, a falta de otra cosa que hacer, y pienso que, claro, cómo los va a dejar ir...
- A ver , Jabato, ¿Porqué oscuras razones siempre dicen los historiadores que la Guardia Imperial retrocedió por vez primera en Waterloo, si en Bailén, años antes, ya recularon...?
.Etiquetas: jabato |
Así hablaba Kaloni, el navegante a eso de las 1:27 p. m. |
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5 Comments: |
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Cafés cortados y juegos de cartas. Suena (demasiado) bien.
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El Jabato se merece un aplauso, y tú también por apreciar lo que hace y escribirlo aquí.Un beso, navegante***
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Desde luego los hay que parece que siguen regentando el mismo "bar" desde hace años, eh! Vaya sorpresa encontrar tu comentario. Llevaba un buen tiempo casi retirado y hace casi un año regresé a la blogosfera.
Un saludo compañero! Un placer reencontrarte.
Jordi (Antes Arty)
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Yo estoy con Dalia, el Jabato parece muy buena gente.
Un abrazo enorme!
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Me ha enternecido mucho esta historia, imaginarme a los abueletes ahí, tan mayores, y el Jabato cuidando de que tengan una "casa" donde volver siempre. Un besazo!
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Cafés cortados y juegos de cartas. Suena (demasiado) bien.